Un encuentro para toda la vida
El traslado a la comisaría fue intempestivo e imprevisible. Su hijo buscó algunas cosas esenciales en su departamento para proveerle. Entre ellas tomó la biografía de Giussani y la Liturgia de las Horas.¿Hay algo que permanezca de modo que se vuelva cotidiana una modalidad nueva de vivir?
Esta provocación de la última escuela de comunidad de Carrón se vio
correspondida por lo que está viviendo un amigo que tuvo el encuentro con el movimiento hace unos 30 años y que a lo largo de ese tiempo pasó por distanciamientos y reencuentros, en medio de muchos avatares, viviendo al límite en tantas ocasiones.
Hoy, por un delito cometido, nuestro amigo se encuentra en el calabozo de una comisaría esperando destino carcelario. Mientras pasó un tiempo en prisión domiciliaria, se dio el reencuentro con algunos de nosotros que lo visitábamos. Una vez, con motivo de su cumpleaños, le regalamos el libro de la vida de don Giussani, que valoró mucho pero que, en los hechos, no leyó.
El traslado a la comisaría fue intempestivo e imprevisible, sin posibilidad de agarrar siquiera una muda de ropa. Su hijo buscó algunas cosas esenciales en su departamento para proveerle. Entre ellas tomó la biografía de Giussani y la Liturgia de las Horas. En estos días, apenas pudo hacer un llamado, contó a uno de nosotros lo que está viviendo. La primera sorpresa conmovida para él fue que su hijo trajera ese libro y que al preguntarle por qué lo había elegido, le respondiera: “porque estoy seguro de que esto te hace bien”. Lo extraño es que su hijo nunca participó en la vida del movimiento y no tiene una particular afección por la religión.
En estos días nuestro amigo lee la biografía de Giussani como su escuela de comunidad diaria, subrayando lo que más le impacta de su vida. Los guardias carcelarios miran curiosos sus lecturas y le han preguntado de qué se trata. Un día le mostró la Liturgia de las Horas a un guardiacárcel y al ver el Angelus, él reconoció que era la oración que reza el Papa. Le sacó una foto porque quería rezarlo y después le contó que lo había rezado con su familia.
En medio de un contexto deshumano, marcado por la soledad y la incertidumbre sobre el futuro, en aquella llamada, nuestro amigo pidió que a todo el que preguntara por él le dijeran que está contento. ¿Cómo es posible? Habitualmente, ponemos mucho empeño en nuestra fuerza de voluntad, intentando sobreponernos a las circunstancias adversas con nuestro esfuerzo. En esta situación de despojo absoluto surge evidente que lo que permanece y permite vivir una novedad en lo cotidiano es el encuentro decisivo con Cristo resucitado, que sucedió en un momento preciso de nuestra historia, a través de este carisma particular. Su madre nos ha dicho que por las noches agradece a Dios que haya permitido a don Giussani que fundara este movimiento y así generar este pueblo que su hijo encontró, donde ve la posibilidad de su salvación.
Sonia y Alessandro (Buenos Aires)