ABRAZADOS POR UNA HISTORIA PARTICULAR

Una invitación a vacaciones en el mar, que desde el primer día se presentan con el lema «Abrazados por una historia particular”
Charo Solhaune

Para acercarnos a lo que sucedió entre el 15 y el 20 de enero pasado en Vila Fátima, la acogedora casa de retiros construida por los Jesuitas en Morro das Pedras, Florianápolis, escuchamos los relatos de quienes respondieron adhiriendo a la propuesta.

«En un encuentro nació la amistad con Alda, de Florianópolis. Fue la chispa que encendió la iniciativa y comenzamos a explorar la posibilidad de concretar el deseo de muchos de compartir vacaciones con las familias y con amigos en el mar», nos cuenta Walter. Pocos meses después,
ciento veinte personas de edades muy diversas (casi la mitad niños y jóvenes universitarios) y de diferentes lugares (Santa Fe, Rosario, Resistencia, San Jorge, Lehman, Esperanza, Córdoba, Buenos Aires y hasta Montevideo) recorren las rutas brasileras rumbo a Florianópolis, viviendo
cada uno su personal aventura, transformada en el sabroso contenido de los primeros diálogos con los amigos, durante la cálida recepción preparada por Cristina y Alicia para quienes iban llegando.



El paseo de reconocimiento del lugar bordeando la laguna cercana, por una trilha pantanosa por efecto de las lluvias recientes, indicó el ‘tono’ de la propuesta y del deseo de protagonismo. «Es algo que no hubiese hecho sola», afirma Laura. Y esto se hacía evidente mirando a Olga, abuela
que caminaba acompañada de su nieto Valentino, como si toda la vida hubiese sido exploradora de senderos. Los rostros satisfechos al regreso del pequeño recorrido mostraron que arriesgar en la realidad se hace posible con otros y permite avanzar más allá de los propios límites. El Padre Giorgio alertó a estar atentos a nuestra mirada, que puede subrayar los obstáculos, o bien atravesarlos reconociendo otra cosa, una Presencia que nos llama a ir más allá, a través de lo que sucede.



Esto se pudo verificar cuando un nutrido grupo de grandes y chicos en alegre caravana afrontó el bello y exigente recorrido que nace en la serena playa de Matadeiros, atravesando un morro por trilhas y piedras, senderos y cornisas. El esfuerzo fue premiado por la belleza de la playa de Lagoinha do Leste, un paisaje reservado sólo a quienes arriesgaron para llegar a través de senderos naturales. Francisco, uno de los ‘caminantes’ no salía de su asombro: - «Me doy cuenta de qué quiere decir abrazados por una historia particular: todos pudieron llegar hasta aquí, ¡cómo nos cuidó el Señor! Me di cuenta de que Él está con nosotros». El regreso en bote
fue casi una experiencia de ‘rescate’, el descubrimiento de otros caminos posibles, más allá de los visibles o imaginados.



La lluvia fue una presencia importante durante la estadía, y demoró el encuentro con la playa y el mar. Es probable que haya también agrandado el deseo. Porque cuando fue posible, una bandada de chicos, jóvenes, padres, madres, abuelos, ganó la arena y se transformó en cuatro
pueblos que seguían cada uno a su rey: Saúl, David, Salomón, Nabucodonosor. Fueron tomando forma en la arena los castillos de cada rey, se escucharon los salmos que entonaba cada pueblo y el relato de sus historias particulares, que formaban parte de una misma gran historia
particular. Era imposible no reconocer en ellas la historia de ese pueblo que hoy se reunía en la arena, haciendo memoria y encontrándose movidos por ese ‘juego’. Alicia comentaba, en un regreso conmovido por lo que sucedió esa mañana: « ¡Volvió a acontecer! ¡Él estuvo aquí! »



Los más audaces, o los más urgidos por la exigencia de aventura de los más jóvenes, recorrían la vecindad a pesar de la lluvia, la alternativa era una aventura no menor: el intercambio de vivencias y experiencias en las largas mateadas en las galerías que, en el marco de estas vacaciones, eran una ocasión más para «darse cuenta de Su presencia», como subrayó Walter en la asamblea final.



La película rumana El Concierto, con sus personajes caricaturescos subrayando rasgos profundamente humanos, nos colocó ante el drama cotidiano de la relación entre la libertad personal y el poder en el camino de ser y expresar el propio yo, en contextos que presionan hacia la violencia de la homologación. El concierto para violín de Tchaikovsky resultó el telón de fondo de una dramática búsqueda de la armonía, que se presenta finalmente como un don esperado, para la sed que movió cada búsqueda personal en las historias particulares de los personajes. Una ocasión muy significativa, especialmente para los ‘hijos’ de Luigi Giussani, fue el momento en que se encontraron escuchándolo, gracias a un video, que nos acercó con la fuerza y claridad de un verdadero ‘testigo’, el ‘sí’ que dio Pedro a una pregunta que atravesó y atraviesa a lo largo de la historia todas las traiciones, infidelidades e impotencias humanas. Una pregunta que coloca
al hombre –a cada hombre-, ante la exigencia de su respuesta personal, que reside en el fondo de su corazón necesitado: «Pedro, ¿me amas tú?»
Y este ‘encuentro’ fue precedido de la lectura de fragmentos del libro acerca de la vida de ‘Don Giuss’, presentando la modalidad llena de asombro, estima y espera con la que él se adentraba en la relación con representantes significativos de la cultura de su época, -contemporáneos o no- reconociendo en sus expresiones la sintonía con el misterio de la vida y de la búsqueda humana.

Eduardo Sánchez leyó testimonios de la relación que entabló Giussani con Giacomo Leopardi, Pier Paolo Pasolini y Charles Peguy, que le hizo econocer en ellos una humanidad de tal modo despierta que podía vislumbrarse el latido de lo humano como espera de Cristo. Por su parte, Alejandro Bonet mostró cómo la experiencia de lo verdadero permitió reconocerse cercanos a Don Giuss y el carisma que con él nace, y a quienes son considerados representantes de una expresión madura de la fe en el siglo XX: el ahora santo Juan Pablo XX, el teólogo Han Von Balthasar y el entonces teólogo y luego Papa Joseph Ratzinger. La amistad con cada uno de ellos forma parte de momentos especialmente significativos en la historia particular de Luigi
Giussani.

Después de una instancia que colocó a todos frente a las raíces vivas de la experiencia que seguimos, el video del encuentro del Papa Francisco con los sacerdotes, religiosas, consagrados y seminaristas en su visita a Chile, mostró con la fuerza de «lo que está sucediendo ahora» que hoy la historia continúa para cada uno de nosotros. Y que, como Pedro, «no estamos aquí
porque seamos mejores, sino por la conciencia de ser hombres y mujeres perdonados, y esa es la fuente de nuestra alegría».

Que este mensaje penetró en la experiencia de los presentes con la fuerza de una promesa para la vida de cada uno, se vio en la asamblea final. Mónica tomó algunas de las palabras de Francisco para afirmar: «Me conmovió mucho el gesto en el que escuchamos al Papa. Afirmó que cuando Cristo murió, los apóstoles podían quedarse rumiando la desolación o mirar hacia adelante… A menudo soñamos y quedamos llorando por las cebollas de Egipto, y nos olvidamos que la tierra prometida está adelante. Que la promesa es de ayer, pero para mañana. Y que estamos invitados a ver la realidad como es».



También Eduardo se refirió al encuentro del Papa en Chile, afirmando: «quedé desarmado». Y continuó explicando: «Eso, educativamente, se produjo acá. A veces, después de tantos años de movimiento, uno tiene los planes pastorales armados, pero es verdad que es otro el que tiene que sacarte la fotografía, la selfie no sirve. Parte de la historia son los amigos, amigos claros y no tan claros. Pero recordé que allá lejos, alguien me dijo: esto es lo que te regala Cristo, esta compañía. El Papa ayer generó en mí la mayor conmoción, porque me di cuenta que soy perdonado. Lo que más corresponde a mi corazón, es cuando parto de mi llaga y me doy cuenta
que soy abrazado. Como nos dijo Francisco, la conciencia de las heridas nos salva de la auto- referencialidad, o de creernos superiores».

En el momento de la Asamblea final, como signo de ese orden misterioso de las cosas que nos lleva más allá de nuestras fronteras, las vacaciones se habían transformado en un encuentro internacional. No sólo porque éramos un grupo de argentinos congregados en Brasil, no sólo por la presencia de los amigos uruguayos, sino también porque nos acompañaban los amigos de Florianópolis: Alda, Rogerio, André y sus amigos. También nos compañó Isabel, madrileña residente en San Pablo desde hace unos años, que visita regularmente a los amigos de Florianópolis, y pudo oficiar como traductora en el testimonio que nos ofreció Bracco, milanés, hincha de Inter, que trabaja en Brasil desde hace 17 años.



«Estamos llamados a adentrarnos en ese orden misterioso de las cosas, para sacarle el jugo a la vida», expresó Walter introduciendo la asamblea final. El testimonio de Bracco nos ofreció una clave importante para reconocer la modalidad de este ‘entrar’ en la vida siguiendo a otro, que
tenemos que redescubrir una y otra vez. «El inicio de mi historia particular fue sentirme mirado, amado. Mi historia es como un río que sube, baja, se esconde, vuelve. Pero siempre hay Alguien que me encuentra de nuevo, me abraza, y vuelve a suceder para mí la experiencia de ser amado. Y es la misericordia y el perdón que encuentro en este abrazo, el perdón de mi mal y mis pecados concretos, lo que me hace desear responder. » Y agregó: «La historia particular hoy es un lugar, un camino, en el que es posible seguir. ¿Qué significa este ‘seguir’ del que nos habla Carrón? Nos ayuda la imagen de una vela que busca el viento. Nosotros no somos el viento,
pero tenemos la vela, y depende de nosotros tomar el viento o quedar parados. Porque seguir no es algo automático, depende de mí, de si busco el viento. Buscar, no parar, seguir. ¿A quién busco yo? ¿La palabra de quién busco? Como la vela que busca el viento. »

Podríamos afirmar que lo más importante que nos ha sucedido en estas vacaciones es, como dijo Walter, que «nos hemos dado cuenta de su Presencia, como se hizo evidente en la mirada de Alejandro que, ayudando con el orden, indicaba por su conmoción que se daba cuenta de Su
presencia. Es a lo que estamos llamados».




Frases
- Arriesgar en la realidad se hace posible con otros y permite avanzar más allá de los propios límites
- Como Pedro, «no estamos aquí porque seamos mejores, sino por la conciencia de ser hombres y mujeres perdonados, y esa es la fuente de nuestra alegría»
- A menudo soñamos y quedamos llorando por las cebollas de Egipto, y nos
olvidamos que la tierra prometida está adelante. Que la promesa es de ayer, pero para mañana. Y que estamos invitados a ver la realidad como es
- Como nos dijo Francisco, la conciencia de las heridas nos salva de la auto-
referencialidad, o de creernos superiores
- Estamos llamados a adentrarnos en ese orden misterioso de las cosas, para sacarle el jugo a la vida
- La historia particular hoy es un lugar, un camino, en el que es posible seguir.