El testimonio nace de la unidad de nuestra humanidad desprovista

Las vacaciones de GS en Villa Elisa, cerca de la Ciudad de La Plata, y la disponibilidad extraordinaria de los amigos de la comunidad.
Guillermo Erbetti - Ing Machwitz

Las vacaciones de GS en Villa Elisa, cerca de la Ciudad de La Plata, y la disponibilidad extraordinaria de los amigos de la comunidad. “Este relato está centrado en los amigos de La Plata, pero no puedo dejar de agradecer al papá de las chicas de Santa Fe que quisieron venir a las vacaciones. Él se entregó por entero pudiendo haberse quedado descansando en su función de chofer de las chicas”.

El fin de semana pasado tuvimos las vacaciones de GS de Buenos Aires. Las vacaciones fueron en Villa Elisa cerca de la ciudad de La Plata.

No me voy a detener en este momento en el contenido y el desarrollo de las vacaciones que fue muy interesante y atractivo para todos los que participamos (adolescentes y adultos) sino que voy a contar la experiencia que vivimos del servicio que la comunidad de La Plata dio durante estos días.

Quienes ayudaron en la cocina hicieron de todo para que comamos bien. Se encargaron de todos los detalles, nos regalaron no solamente su tiempo para cocinar, servir la mesa y lavar sino también para comprar todo, para llevar la comida hasta las excursiones y pensar en absolutamente todas las necesidades (no faltó ni el vino para los adultos). Familias contentas con niños que compartieron con nosotros todas las actividades posibles y hasta fueron jurado de los juegos.

Entraron en acción luego otros amigos que nos guiaron en el museo de ciencias naturales. Abrieron el corazón de los chicos mostrando la importancia de la curiosidad y la atención personales para la construcción de la historia de la ciencia.

Luego más amigos nos mostraron la Catedral que tantos inmigrantes ayudaron a construir donando sus ladrillos. Nuestros amigos nos llenaron del ímpetu de su pasión por el arte y por la misma Catedral que se entrelaza con el desarrollo de sus vidas.

Faltaban elementos técnicos para nuestras actividades: allí estaban nuestros amigos. Había que socorrer a uno cansado por la extenuante caminata de la excursión citadina: justo pasaba el auto de otro amigo. Había que traer a un conjunto de músicos de CABA, nuestros amigos de La Plata estaban disponibles.

Fue conmovedor ver la disponibilidad y el don de sí, gratuito y alegre del pueblo que se ha generado como fruto del carisma de Giussani. Hablo de pueblo porque es necesario reconocer que esta sucesión de hechos humanos se da por un origen común (la historia común del carisma que nos atrae) y dentro de un ideal de construcción común (en este caso puntual todos ayudando a las vacaciones de los secundarios del movimiento).

Como se nos dijo, frente a la fachada de ladrillos vista de la Catedral: estos muros sin piedra que parecían originalmente la consecuencia de un error de cálculo, en vez de resultar un problema, una mediocridad, vinieron a ser la nota que hace a esta Catedral de estilo neogótico una obra casi única en el mundo dando un aporte al estilo arquitectónico. Así construye Dios su obra en el mundo: dentro de la unidad de nuestra humanidad desprovista.

En medio de todo este espectáculo de exuberancia de amistad, un chico – Juan Cruz- me dijo: “fuaaá, ¿tantos amigos tienen ustedes?” a lo que le respondí: “¿viste que regalo?”. Y se quedó mirándome con un brillo en los ojos que no podré olvidar.